LO BUENO, LO MALO, Y LO FEO DEL INTI RAYMI EDICIÓN 2025

Teatralización se llevó a cabo el 24 de junio, generando gran atención, en y Cusco en el mundo.

La escenificación del Inti Ray­mi, un antiguo ritual de corte incásico, se desarrolló nueva­mente en Cusco, donde el últi­mo 24 de junio, miles de loca­les, tanto así como visitantes nacionales y extranjeros se agolparon en los tres escenarios que utiliza esta teatralización. El Inti Raymi fue instituido por el Inca Pachacúteq en el Siglo XV, pero con la llegada de los espa­ñoles el ritual fue prohibido, sin embargo, desde 1944, casi de ma­nera ininterrumpida, y gracias a un grupo de cusqueños, encabe­zados por el historiador Humber­to Vidal Hunda, el Inti Raymi se lleva a cabo de manera solemne cada 24 de junio, fecha que pa­raliza toda la Ciudad Imperial. En medio de esta celebración mu­chos aspectos han ido cambiando con el tiempo, unos han mejorado y otros aún faltan mejorar. Este año la experiencia Inti Raymi dejó varias conclusiones, que vamos a revisar en la siguiente nota.

LO BUENO. La tan mentada re­activación económica y bonanza turística, al parecer recuperaron sus cifras prepandemia en Cusco. Según confirmó Erick Callañau­pa, presidente del Directorio de la Empresa Municipal de Festejos del Cusco, institución encargada de realizar el Inti Raymi, todos los boletos se agotaron semanas an­tes de la presentación, hecho que no ocurría hace muchos años, muestra del reciente interés y confianza que depositan los visi­tantes en este destino turístico.

En cifras confirmadas a este medio por parte de la citada ins­titución, el movimiento econó­mico que generó el Inti Raymi y las Fiestas de Cusco fue de 62 millones de soles. “Por el turismo y por toda la actividad comercial alrededor de las fiestas, así como los propios ciudadanos que gas­tan, por ejemplo, en el tema de alquiler de trajes, confección de trajes, contrata de servicios al­rededor de la puesta en escena y en distintas actividades, se movió 62 millones de soles aproximada­mente”. Esta cifra representaría un 18 % más comparativamen­te, con los números obtenidos el año pasado en Fiestas del Cusco.

Este año la organización del evento tuvo a bien implemen­tar la narración de toda la es­cenificación, tanto en idioma inglés como en español. De esta manera, los asistentes podían saber qué ocurría en la teatra­lización, ya que todos los diálo­gos y ritos se hacen el antiguo idioma de los incas: el quechua.

LO MALO. La representación del Inca Pachacúteq en sus tres escenarios se dio con marca­das demoras. Por ejemplo, en el escenario de la Plaza Mayor del Cusco, la ceremonia inició con más de media hora de retraso, lo que condicionó un retraso aún mayor en el siguiente acto en la explanada del antiguo tem­plo de Sacsayhuamán. Los re­clamos no se hicieron esperar. Pese a invertirse un monto con­siderable en arreglo logístico y de equipos, el audio siempre le juega una mala pasada a los organizadores del evento. En Sacsayhuamán a varios acto­res se les escuchaba de mane­ra intermitente, entrecortada o en algunos casos no se les oía.

Gran parte de los asistentes no pudo esperar al final de la obra y se retiraron de manera intem­pestiva de sus lugares en Sac­sayhuamán. La mayoría acu­saba la teatralización de ‘larga’ y ‘aburrida’, sin embargo, debe comprenderse que es una obra de teatro que tiene un guion y actos que deben ser concluidos y que fueron compartidos pre­viamente con el público asistente. LO FEO. Tanto cusqueños, como turistas nacionales y extranjeros continúan dejando sus desechos luego de su visita a Sacsayhua­mán para el Inti Raymi. El jefe del parque, arqueólogo, Francisco Solís, señaló que fue necesaria la presencia de una gran brigada de servidores públicos, agentes municipales, voluntarios y per­sonal del Inpe para limpiar los desechos después de la presen­tación. “Lamentablemente, aún persiste el hábito de desechar platos, vasos, botellas y otros residuos en el suelo, a pesar de que existen contenedores dis­ponibles”, citó el funcionario. En total se recogieron 25 tone­ladas de basura tras el evento. Durante el Inti Raymi hubo mu­chas quejas por la ‘venta’ de espa­cios en calles y veredas del Cusco, sin que ninguna autoridad impi­da el ‘alquiler’ de estos lugares a locales y turistas, pese a que se trataba de la vía pública, que no puede ser arrendada ni motivo de transacción económica. Inclu­so se reportaron conatos de pelea entre los asistentes a distintos es­cenarios de la teatralización, con las personas que arrendaban sus sillas, bancos y otros, que no per­mitían el uso del espacio si no se pagaba por él.

HISTORIA. El Inti Raymi, o ‘Fies­ta del Sol’, es una celebración que tiene sus raíces en el Imperio In­caico y se lleva a cabo anualmen­te en Cusco, Perú. Esta festividad es un tributo al dios Sol, Inti, quien era una deidad central en la cos­movisión incaica. Aquí explora­remos la historia y el significado de esta celebración ancestral.

El Inti Raymi se originó durante el reinado del inca Pachacúteq en el siglo XV. Fue concebido como una manera de agradecer al dios Sol por las cosechas y pedir su bendición para el próximo ciclo agrícola. La celebración marcaba el solsticio de invierno en el he­misferio sur, que ocurre alrede­dor del 24 de junio, y simbolizaba el renacimiento del Sol.

Durante la época incaica, el Inti Raymi era la festividad más im­portante del calendario religio­so. Duraba varios días y reunía a miles de personas en Cusco, la capital del imperio. La ceremonia principal se realizaba en la gran plaza de Huacaypata (hoy la Pla­za de Armas de Cusco) y era pre­sidida por el Sapa Inca, el gober­nante del imperio.

La celebración incluía una serie de rituales, danzas, y sacrificios de animales. Los participan­tes vestían sus mejores trajes, adornados con plumas y oro, y ofrecían chicha, una bebida fer­mentada de maíz, al dios Sol. La festividad culminaba con una procesión hacia la fortaleza de Sacsayhuamán, donde se realiza­ban más rituales.

Con la llegada de los invasores españoles y la imposición del cristianismo, el Inti Raymi fue prohibido debido a su naturaleza pagana. Sin embargo, las comu­nidades indígenas continuaron celebrándolo en secreto, mante­niendo viva la tradición a lo largo de los siglos.

Fue en 1944 cuando el Inti Ray­mi fue resucitado oficialmente como una celebración cultural e histórica. Desde entonces, se ha convertido en un evento anual que atrae a turistas de todo el mundo.

Hoy en día, el Inti Raymi es una reconstrucción teatral de los antiguos rituales incas. La cele­bración comienza en el Templo del Sol, conocido como Qorikan­cha, y luego se traslada a la Plaza Mayor de Cusco, para finalmente culminar en Sacsayhuamán. Los actores, vestidos con trajes tra­dicionales, recrean los rituales y ceremonias incaicas.

El Inti Raymi no solo es una fiesta que honra las tradiciones ances­trales, sino también una expre­sión de la identidad cultural del pueblo andino. La festividad es un recordatorio del legado incai­co y su profundo vínculo con la naturaleza.